y longevidad extrema
El interés y la inversión
en terapias antienvejecimiento están en aumento. Su finalidad no solo es vivir
más tiempo, sino ser lo más joven y mantenerse lo más saludable posible durante
un período de tiempo más prolongado.
Algunos expertos
advierten que el riesgo de cáncer aumenta cuando se alargan los telómeros por
la sobreexpresión de la telomerasa.
Los investigadores han
descubierto que ciertas hormonas afectan tanto la duración de la vida como el
tamaño del cuerpo. Asimismo, se han realizado estudios con animales, que
demostraron una disminución en el envejecimiento al mitigar este sistema
hormonal en la edad adulta y como resultado el animal vive y se mantiene más
tiempo sin enfermedades.
Otra investigación de
longevidad se centra en la eliminación de células senescentes o que no se
dividen, así como en el uso de la metformina, un medicamento antidiabético.
Los telómeros se
descubrieron por primera vez en la década de 1930. Cada célula de su cuerpo
contiene un núcleo, y dentro él se encuentran los cromosomas que albergan a sus
genes. El cromosoma está formado por 2 "brazos", y cada brazo
contiene 1 molécula de ADN, que es similar a una cadena de perlas formadas por
unidades llamadas bases.
Una típica molécula de
ADN tiene aproximadamente 100 millones de bases a lo largo, está enroscada como
un resorte que se extiende desde un extremo del cromosoma hasta el otro y en la
punta de cada brazo se encuentra el telómero.
En 1973, Alexey Olovnikov
descubrió que los telómeros se van acortando con el tiempo porque no se
replican por completo cuando la célula se divide. Por lo tanto, conforme va
envejeciendo, sus telómeros se van acortando progresivamente.
Si examinara la punta del
cromosoma cuando se produce la concepción en el útero, descubriría que un
telómero tiene aproximadamente 15 000 bases a lo largo. Sus células comienzan a
dividirse inmediatamente después de la concepción y sus telómeros se van
acortando con cada división. Una vez que los telómeros se hayan reducido a unas
5 000 bases, fallecerá por causas propias de la vejez.
En 1984, Elizabeth
Blackburn, Ph.D. y profesora de bioquímica y biofísica en la Universidad de
California en San Francisco, descubrió que la enzima telomerasa puede alargar
el telómero al sintetizar el ADN con un iniciador de ARN.
La experta, junto con
Carol Greider y Jack Szostak, fueron galardonados con el Premio Nobel de
Fisiología o Medicina en 2009 por haber descubierto cómo los telómeros y la
enzima telomerasa protegen a los cromosomas. En la actualidad.