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La dieta
integrativa es un nuevo concepto de dieta que se fundamenta en los principios
de la medicina integrativa, que considera a la persona de una manera holística
(cuerpo, mente y espíritu) y estudia las conexiones existentes entre el entorno
y la fisiología de nuestro organismo para llevar un estilo de vida más natural,
intuitivo y sanador.
Se considera una herramienta fundamental en el
tratamiento de cualquier enfermedad crónica, pero no se trata de una dieta
especifica válida para un pequeño grupo de personas, sino de un patrón de
estilo de vida que puede aplicarse desde la infancia y cuyo principal propósito
es la prevención de las grandes epidemias de nuestros días, como la obesidad y
el síndrome metabólico, la diabetes, las enfermedades autoinmunes, las
inflamatorias o las cardiovasculares.
La dieta integrativa se considera una herramienta fundamental en el tratamiento de cualquier enfermedad crónica.
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Cuando decidimos que vamos a ponemos "a dieta", es bastante
habitual que busquemos alguna estrategia innovadora y algo extravagante para
conseguir perder peso y motivamos con el cambio nutricional. El problema es que
estas estrategias extravagantes, normalmente, no están basadas en el sentido
común, no son viables a largo plazo y no encajan con nuestra manera de ver la
vida. Nos motivan al principio, lo innovador siempre es atractivo y nos gusta,
además funcionan a corto plazo y eso nos anima inicialmente, pero a largo plazo
resultan pesadas y acaba agotándonos tanta innovación incomprensible en nuestra
manera de comer.
Cada año se publica un nuevo libro sobre la "dieta ideal", nos
ofrecen dietas maravillosas que son válidas para todo tipo de personas y de situaciones
personales y además son adecuadas para mejorar un amplio abanico de patologías.
Puede que a lo largo de tu vida hayas leído multitud de libros sobre diferentes
dietas, seguramente muchas de ellas o todas te han podido resultar beneficiosas
durante un corto periodo de tiempo y te han aportado ciertos conocimientos
interesantes.
Si eres una de estas personas quizás te hayas preguntado por qué lo que
es bueno para algunos nutricionistas, para otros no lo es. Incluso te
sorprenderá que existan diversos estudios que confirman las propiedades
saludables que posee un alimento, mientras que otros confirman que resulta
perjudicial para la salud, ¿se puede entender esto en el mundo de la ciencia?
La nutrición es
una ciencia extremadamente compleja, lo es porque no hay verdades universales
que sean válidas para todo el mundo y porque depende de multitud de variables
del entorno y de nuestro estilo de vida. La ciencia de la nutrición y su
aplicación práctica, la dietética, son relativamente recientes y nacen en un
contexto social determinado.
Vivimos en un momento social sin precedentes,
los avances tecnológicos han evolucionado a una velocidad de vértigo y esto ha
cambiado de manera radical y en un corto periodo de tiempo nuestra forma de
vivir y de alimentarnos.
Los alimentos que consumimos hoy en día pueden
ser de primera, segunda, tercera, cuarta o hasta quinta generación y las
modificaciones que somos capaces de realizar en la composición de las
cualidades nutricionales u organolépticas de los alimentos han permitido
elaborar todo tipo de alimentos de diseño de los cuales no conocemos
prácticamente nada.
Comer adecuadamente se ha convertido en toda una
hazaña de investigación, ya no podemos considerar, por ejemplo, que todos los
huevos tienen la misma calidad nutricional, hay distintos tipos con distintas
numeraciones y su calidad nutricional varía sustancialmente, no es lo mismo que
sean ecológicos, enriquecidos en omega 3 o que provengan de gallinas que han
sido alimentadas con piensos compuestos. En la actualidad tenemos que
recomendar la frecuencia de consumo de huevos en función de su calidad. Esto no
había pasado nunca. Incluso las tablas de composición de alimentos que seguimos
manejando siguen considerando al huevo como un único alimento que siempre
contiene los mismos nutrientes. Y este ejemplo lo podemos trasladar a casi
todos los alimentos que consumimos hoy en día.
Nuestros antepasados utilizaban la intuición
para alimentarse, no necesitaban de manuales ni de especialistas que les
orientaran a la hora de elegir que alimentos poner en la mesa. Sencillamente
consumían los productos locales de la temporada y cocinaban según recetas
tradicionales que se pasaban de generación en generación. No había grandes
excedentes, así que se comía moderadamente y se repartía equitativamente entre
todos, o incluso aquellos que tenían un desgaste mayor por estar labrando la
tierra todo el día se ponían una ración algo más grande, tan solo había que
utilizar el sentido común.
En la sociedad actual elaborar un menú diario
por intuición es sencillamente imposible, la industria alimenticia es una de
las más poderosas del planeta y se encarga encarecidamente de llevamos hacia
donde más les interesa. Comemos aquello que nos recomiendan en la
televisión o aquello que "nos entra por los ojos" porque es más fácil
de preparar, más palatable o está de oferta, pero no nos paramos a pensar qué
nos aporta realmente.
Necesitamos
una dieta integrativa que integre nuestra manera de vivir
y pensar, el entorno en el que nos movemos y nuestra alimentación
para conseguir un cambio de vida real que nos lleve hacía donde
queremos, hacía la salud y la felicidad
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Para poder elaborar un menú diario que sea
coherente y se adapte a nuestras necesidades, lo primero que tenemos que tener
es un mayor conocimiento del mundo que nos rodea y de nuestra propia
naturaleza. Este mundo tecnológico tan avanzado nos obliga a estar más
informados y por desgracia, ya no nos sirve simplemente el sentido común. Necesitamos
una dieta integrativa, que integre nuestra manera de vivir y de pensar, el
entorno en el que nos movemos y nuestra alimentación, para conseguir un cambio
de vida real que nos lleve hacia donde queremos, hacia la salud y la felicidad,
bienes muy apreciados en los tiempos que vivimos.
Sin duda, nuestra felicidad también depende de la dieta desde el momento
en el que empezamos a considerar la dieta como un estilo de vida. Para mí la
palabra "dieta" define nuestra manera de vivir y de ver la vida. La dieta
integrativa para cada persona es coherente con su aptitud, su manera de pensar
y su forma de vivir. No nos vale solo con modificar algún aspecto de nuestra
alimentación y pensar que estamos cambiando nuestra manera de vivir, tenemos
que estar concienciados con el cambio, convencidos de que es lo que necesitamos
y saber exactamente el porqué de cada uno de los pasos que vamos dando en
nuestra vida y nuestra manera de alimentarnos.
Lo ideal es que llevemos una vida íntegra y
saludable antes
de llegar a la enfermedad y tengamos completamente claro
que la vida que llevamos nos condiciona
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Para sumergirnos en una vida integrativa
considero fundamental que nos movilice el deseo de mejorar y de avanzar en la
vida. En la consulta médica recibo cada día a personas que desean un cambio en
su vida porque padecen alguna patología. Pero lo ideal es que llevemos una vida
integra y saludable antes de llegar a la enfermedad y tengamos completamente
claro que la vida que llevamos nos condiciona. Nuestras células enferman cuando
son sometidas a un entorno desfavorable, en nuestro organismo no nacen células malas de repente, si no que mutan o se defienden cuando la toxicidad que les
rodea no les permite cumplir sus funciones vitales correctamente. Nuestras células
tienen tal afán de supervivencia que cambian su metabolismo con tal de aguantar
y sobrevivir en un medio hostil y es entonces cuando aparecen las enfermedades
crónicas, aquellas provocadas por un entorno desfavorable y un organismo que
sigue resistiendo.
Para comprender por qué enfermamos tenemos que conocemos más a fondo y
entender qué aspectos de nuestra vida crean un ambiente biológico desfavorable
para nuestras células. Una vez que sepamos de dónde partimos y hacia dónde
vamos, podemos entrar en el proceso del cambio y llevar nuestra propia dieta
integrativa con coherencia y sabiduría. Evitar la toxicidad celular, la
acidosis metabólica y mejorar la nutrición celular son algunos de los puntos
clave para conseguir que nuestras células se mantengan sanas.
Prevención de la enfermedad según la dieta
integrativa
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Tener
un sistema gastrointestinal sano
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Evitar
la toxicidad en nuestro organismo y potenciar nuestro sistema de defensa
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Aportar
todos los nutrientes esenciales que el organismo necesita
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Tener
un peso saludable y estable
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Una dieta integrativa tiene que ayudamos a
mejorar nuestra salud gastrointestinal, disminuir la toxicidad en nuestro
organismo y potenciar nuestro sistema de defensa, tiene que aportamos todos los
nutrientes esenciales que el organismo necesita y las calorías necesarias para
estar en un peso saludable y estable. Será una alimentación que se adapte a
nuestras individualidades, pero siempre partiendo de unos principios
fundamentales como que sea natural (libre de sustancias que nos intoxiquen),
reguladora (favoreciendo un entorno celular sano y limpio) y nutritiva
(aportando todos los nutrientes que las células necesitan).
Hablar de dietas estándar es demasiado generalista y poco realista si
queremos conseguir un cambio adecuado en nuestra vida, por ello cada estrategia
dietética o cambio de alimentación tendrá una finalidad determinada en la vida
de cada persona. Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia dieta integrativa,
solo tenemos que tener las herramientas para saber cuál es la nuestra y cómo
aplicarla.
Gracias a este nuevo concepto de dieta y a la metodología terapéutica
basada en el coaching nutricional, la dieta integrativa pretende propiciar un
cambio de vida definitivo en nuestras vidas y la búsqueda dela felicidad. Para
conseguirlo se establece una estrategia basada en objetivos concretos e
individuales, el conocimiento de nuestro entorno y de nuestra situación
personal, la búsqueda de alternativas y el compromiso con nuestros valores y
nuestros principios.
Fundamentos de la dieta integrativa
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Nutritiva
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Reguladora
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Natural
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La dieta integrati.va se utiliza en todo tipo de
enfermedades crónicas, los principios fundamentales en los que se sustenta son
válidos para mejorar la salud general de nuestro organismo. No obstante, cada
patología tiene sus peculiaridades y hay que adaptar la pauta dietética. Si no
es así, no se trata de una nutrición integrativa, ya que esta siempre va
adaptada a la persona y a su entorno.
Me gustaría poneros un ejemplo de un paciente
que tuve hace poco tiempo en la consulta: un hombre de unos 35 años de edad que
estaba diagnosticado de psoriasis desde hacía tres años. Las crisis comenzaron
a partir de una etapa de su vida en la que tuvo mucho estrés, a esto se le
sumaron diversos cuadros infecciosos que tuvieron que ser tratados en su
momento con antibioterapia. Además de psoriasis presentaba un cuadro de
disbiosis intestinal con estreñimiento crónico, hinchazón abdominal y
flatulencias.
Gracias a la
dieta integrativa reguló su tránsito intestinal, redujo grasa corporal y
realizó una alimentación natural y ecológica con orto molecular y fototerapia
para mejorar su salud gastrointestinal y potenciar su sistema inmunológico.
A los tres meses del comienzo de la dieta, su
piel había mejorado y se encontraba sin crisis, su tránsito intestinal era
correcto, todo lo que comía le sentaba bien y se sentía con más vitalidad y
energía. La manera de mantener lo guido era seguir comiendo de esta manera, y
aunque le introduje algunos cambios para hacer la dieta más flexible en
momentos puntuales, él mismo me confesó que se encontraba tan bien que no tenía
ninguna intención de volver a comer como antes.