Tiroides y la diabetes
La tiroide es la glándula más grande
del sistema endocrino, una red que regula procesos biológicos importantes, como
el crecimiento, el desarrollo y el metabolismo. La glándula puede producir
hormonas que le avisan al organismo que debe quemar energía rápidamente para
aumentar el metabolismo o retiene esas hormonas para disminuir la actividad del
cuerpo. Al igual que la diabetes, la enfermedad tiroidea es causada por un
desequilibrio hormonal, si bien las hormonas involucradas son diferentes. Los
trastornos tiroideos están típicamente relacionados con una sobreproducción de
hormonas tiroideas (hipertiroidismo) o, más comúnmente, con una subproducción
(hipotiroidismo).
Alrededor del 7% de la población
padece algún tipo de enfermedad tiroidea y es más habitual en mujeres que en
hombres. Entre las personas con diabetes tipo 2, esa proporción aumenta a casi
un 12%. Las personas con tipo 1 tienen más probabilidades de desarrollar
un trastorno tiroideo, entre el 17 y el 30 por ciento de personas con tipo 1 tienen
trastorno autoinmune de enfermedad tiroidea. Alrededor de 1 en 4 niños con
diabetes tipo 1 tiene auto anticuerpos de tiroidea cuando son diagnosticados
con diabetes tipo 1. Estos auto anticuerpos son producidos cuando el sistema
inmunológico del cuerpo, por alguna razón, ataca a la tiroides. Tener
anticuerpos de tiroidea es generalmente una señal de que comienzan a haber
problemas con la tiroides, pero estos problemas no se desarrollan en todos los
casos.
El vínculo con la diabetes tipo 2 es
menos claro, pero algunos expertos creen que puede estar relacionada con el
envejecimiento. Al igual que el tipo 2, la enfermedad tiroidea es más común
entre los adultos mayores. Algunos médicos recomiendan que las mujeres mayores
de 50 años sean examinadas para observar si padecen esta enfermedad. Otra
posible asociación puede estar relacionada con el peso: el hipotiroidismo puede
provocar aumento de peso, que a su vez está asociado con la diabetes tipo 2.
Pruebas para saber
si hay problemas con la glándula tiroidea
Debido al alto riesgo de la
enfermedad tiroidea entre las personas con diabetes tipo 1, es especialmente
importante que se examinen. La Asociación Americana de la Diabetes recomienda
que todas las personas con diabetes tipo 1 sean examinadas para observar si tienen
hipotiroidismo poco después de haber sido diagnosticadas con diabetes, una vez
que el nivel de glucosa en la sangre y otras medidas metabólicas estén
estables. Si los resultados del examen inicial son normales, los médicos deben
considerar hacer estas pruebas una vez al año o cada dos años de ahí en
adelante. Usted tal vez necesite hacerse pruebas con más frecuencia si tiene
niveles de glucosa altos o bajos anormales y regularmente, síntomas de
problemas de la enfermedad tiroidea, o tiroides agrandada. A pesar de que
su médico ordene o no pruebas de sangre, él o ella debe sentir su tiroides
suavemente tocándole el cuello como parte de la examinación física para
determinar si es más grande o más pequeñas de lo normal.
No se cree que las pruebas de sangre
sean necesarias para todas las personas con diabetes tipo 2 porque el riesgo de
la enfermedad tiroidea es menor. No obstante, es importante estar familiarizado
con los síntomas, a fin de poder detectar anomalías hormonales en forma
temprana antes de que empeoren los niveles de la glucosa en sangre.
Durante el embarazo, los cambios
hormonales pueden disparar la enfermedad tiroidea, lo que puede poner al bebe
en peligro. Hay tratamientos seguros y disponibles. No hay consenso sobre si
todas las personas embarazadas deben realizarse el examen de enfermedad
tiroidea, pero aquellos con riesgo mayor, incluso los de tipo 1, deben ser
examinados temprano en el embarazo. Las mujeres con enfermedad tiroidea que
desean quedar embarazadas deben hablar con su médico para asegurarse de que sea
seguro y deben controlarse regularmente durante el embarazo.
Pruebas para
detectar la enfermedad tiroidea
Un simple análisis de sangre puede
detectar la enfermedad tiroidea. La prueba mide los niveles de una hormona de
una glándula en el cerebro que le indica a la tiroides que produzca hormonas.
Demasiada cantidad de hormona que estimula la tiroide, o TSH, indica
hipotiroidismo; la glándula pituitaria produce TSH de más para compensar una
tiroides que no está produciendo lo suficiente de sus hormonas. Por otra parte,
si la TSA es escasa, es probable que la tiroides esté produciendo demasiadas
hormonas y provoque el hipertiroidismo.
Síntomas de la
enfermedad tiroidea
Los síntomas de hipotiroidismo e
hipertiroidismo son lo que uno esperaría de la enfermedad, que disminuye y
aumenta el metabolismo, respectivamente. El hipotiroidismo está asociado con
fatiga, falta de energía, depresión, constipación, aumento de peso, baja
presión arterial, bajo pulso e intolerancia a lo frío. A la inversa, el
hipertiroidismo puede ocasionar sudoración, pérdida de peso, diarrea,
distracción, cambios menstruales en mujeres, rápido latido cardíaco y piel
gruesa en las rodillas, codos y espinilla. Ambos, hiportiroidismo e
hipertiroidismo sin su respectivo tratamiento pueden ocasionar que la glándula
tiroides se vuelva anormalmente grande, una enfermedad llamada bocio. En varias
oportunidades, la disfunción tiroidea es "subclínica", lo que
significa que los niveles de TSH están ligeramente fuera de rango y las
hormonas tiroideas están a niveles normales. No obstante, estas formas
moderadas aún pueden ocasionar problemas y algunos médicos tratan casos
subclínicos con medicamentos.
Doble tarea
La enfermedad tiroidea puede
dificultar el control de la glucosa en la sangre en parte debido a sus efectos
sobre la medicación en el organismo. Un metabolismo reforzado por
hipertiroidismo puede provocar que los medicamentos para la diabetes y otros
medicamentos sean eliminados del organismo con mucha rapidez, lo que disminuye
su eficacia. Por esto, las personas con diabetes e hipertiroidismo pueden
necesitar una dosis más elevada de insulina u otros medicamentos. Con el
hipotiroidismo, pasa lo contrario. Los medicamentos tienden a permanecer en el
sistema bastante tiempo y existe un riesgo de sobredosis de medicamentos. En la
diabetes, eso podría provocar baja de glucosa en la sangre (hipoglucemia).
El hipotiroidismo puede tratarse con
una versión sintética de la hormona tiroide. Para las personas con
hipertiroidismo, las opciones de tratamiento incluyen medicamentos
antitiroideos, iodo radioactivo que destruye las células tiroideas y cirugía
para eliminar toda o parte de la glándula tiroidea.
Sufrir de dos enfermedades endócrinas
puede parecer doble problema, pero la enfermedad de la diabetes y la tiroides
pueden ser controladas eficazmente ajustando los tratamientos para ambas. Una
tiroides adecuadamente controlada y calibrada puede mantener el funcionamiento
del metabolismo de manera estable y esto puede ayudar en gran medida a las
personas con diabetes a mantenerse saludables.
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